lunes, 14 de mayo de 2012

Estimula a tus hijos para que les guste la escuela


Aquí están cinco consejos para hacer que a sus hijos se emocionen por la educación.
 
1. Participa Los niños toman en cuenta las actitudes de sus padres: acudir a eventos de la escuela, conocer a sus maestros, etc. 

2. No obsesionarse por las calificaciones Es normal preocuparse por las calificaciones de su hijo y consultar con sus maestros si van bien. Pero no hacer de las calificaciones la única preocupación. 

3. Borrar lo “aburrido” “No creo en esa palabra,” dice la Dra. Deborah Chesnie Cooper, una psicóloga educacional y de desarrollo de Toronto. Cuando los niños dicen que les aburre, asegura la Dra, lo que realmente quieren decir es que se sienten frustrados (porque es muy difícil o muy fácil para ellos lo que ven en clase), les cuesta integrarse y relacionarse, están preocupados por su rendimiento al saber que no pueden hacer algo que deberían saber. Explicarle que tienen que intentar. 

4. Ayudar con la tarea ¿Por qué a algunos niños les desagrada la tarea? No se debe necesariamente a que el trabajo sea difícil, sino porque lo hacen a un lado o intentar apresurarse a hacerlo. Defina una hora para hacer la tarea, tal vez después de un descanso, después de la escuela pero antes de la televisión u algún otro juego y respétela. “Ayúdales a que se organicen y a que sigan una rutina”, asegura la Dra. Chesnie Cooper. Los niños se sentirán mejor si completan su tarea sin tantas discusiones y con tiempo de sobra para relajarse y divertirse. 

5. Disminuye la programación Piensa en cómo tu propio trabajo (y tu actitud hacia él) sufre cuando estás saturada. Lo mismo les ocurre a los niños cuando se priorizan y exigen actividades extras en las tardes que no son pertinentes a sus estudios. “Cuando los niños están sobre-programados es muy difícil que se concentren en la escuela”, asegura Kugler. Si les das un descanso y duermen temprano se mantendrán frescos y listos para otro día escolar con más energía y entusiasmo.

miércoles, 25 de abril de 2012

Importancia de un buen desayuno para los niños


Una correcta y sana alimentación comienza con un buen desayuno. Mientras dormimos nuestro cuerpo se vuelve más lento. Al despertarnos el cuerpo cambia su ritmo, se vuelve más activo, aumenta nuestra temperatura corporal, se eleva la tensión arterial y se prepara para funcionar. Por eso comer al despertarnos nos activa al iniciar el día. Según una encuesta de Salud (2003), tan solo un 7,5% de los niños toma un desayuno equilibrado. Si no desayunamos nos sentiremos más cansados y con falta de concentración. En edades escolares esto tiene consecuencias importantes ya que condiciona el aprendizaje y conlleva a un descenso del rendimiento escolar. El hábito de desayunar se genera en casa, debemos sentarnos con nuestros niños cada mañana y dedicarle unos 10 a 15 minutos. Se sabe que la calidad del desayuno aumenta con la presencia de un familiar que acompañe al niño en esta comida. No hace falta mucho tiempo para preparar un desayuno sano. Si el niño no está habituado a desayunar comienza poco a poco, al principio con un vaso de leche o un yogur bastará. Luego incorpora algún tipo de cereal como tostadas, galletas maría o cereales para desayuno y finalmente una fruta o zumo natural. En ocasiones podemos dividir el desayuno en dos tomas, una al levantarnos con leche o yogur, cereales, pan o galletas; y la otra dos o tres horas después donde podemos incorporar la fruta. El desayuno debe aportar entre un 20-30% de las calorías que necesitamos al día, ser completo y variado. Un buen desayuno debe estar formado por: lácteos, cereales y frutas. Los lácteos (leche, yogures, quesos, cuajada, requesón): nos aportan proteínas de buena calidad, vitaminas y minerales, especialmente calcio. Los cereales (pan, galletas, cereales para desayuno): nos aportan principalmente hidratos de carbono que nos darán energía. También aportan vitaminas y minerales, los cereales integrales aportan fibra. Las frutas / zumos: aportan agua (90 – 95%), hidratos de carbono, minerales, vitaminas y fibra. 

Opciones para nuestros niños de desayunos saludables:

- Leche con cacao, tostadas con mermelada. Zumo natural de frutas.
- Yogur o cuajada con cereales y frutas troceadas.   
- Leche con cacao, galletas maría y un plátano.
- Leche con cacao, pan con queso y fiambre magro (pavo, jamón york).
- Leche con cacao, tostadas con mantequilla y miel. Zumo natural.

Recordemos que los hábitos alimenticios que tendremos en la edad adulta se generan en la niñez, por lo que hay que procurar que el ambiente de cada comida sea agradable, distendido y en familia.

viernes, 2 de diciembre de 2011

LOS PADRES MÁS MALOS DEL MUNDO



Diciembre 18, 2008

Yo tuve los padres más malos del mundo; mientras los otros niños no tenían que desayunar, yo tenía que comer cereal, huevos y pan tostado.

Cuando los demás tomaban colas y dulces para el almuerzo, yo tenía que comer sopa y arroz. Mis padres siempre insistían en saber quiénes eran nuestros amigos y lo que estábamos haciendo.

Insistían en que si decíamos que íbamos a tardar una hora, solamente nos tardaríamos una hora.

Me da vergüenza admitirlo, pero tuvieron el descaro de romper la ley contra el trabajo de los niños menores, hicieron que laváramos platos, tendiéramos las camas, aprendiéramos a cocinar, y muchas cosas igualmente crueles.

Creo que se quedaban despiertos en la noche pensando en las cosas que podrían obligarnos a hacer, siempre insistían en que dijéramos la verdad, y nada más que la verdad.

Para cuando llegamos a la adolescencia, ya fueron más sabios, y nuestras vidas se hicieron aún más miserables. Nadie podía tocar el claxon para que saliéramos corriendo. Nos avergonzaban hasta el extremo, obligando a nuestros amigos a llegar hasta la puerta para preguntar por nosotros.

Mis padres fueron un completo fracaso, ninguno de nosotros ha sido arrestado, cada uno de mis hermanos ha servido en una misión y también ha servido a la patria, y…,¿A quién debemos culpar de nuestro terrible futuro?…, tienen razón, a nuestros padres. Vean de todo lo que nos hemos perdido. Nunca hemos podido participar en una demostración de actos violentos y miles de cosas más que hicieron nuestros amigos. Ello nos hizo convertirnos en adultos educados y honestos.

Tomado: Del Libro el Poder Invisible del Amor

viernes, 25 de noviembre de 2011

La nueva generación de padres



Por Angela Marulanda, Autora y Educadora Familiar

Somos las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los errores de nuestros progenitores. Y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, somos los más dedicados y comprensivos pero a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia. Lo grave es que estamos lidiando con unos niños más “igualados”, beligerantes y poderosos que nunca.

Parece que en nuestro intento por ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo al otro. Así, somos los últimos hijos regañados por los padres y los primeros padres a quienes los hijos nos regañan; los últimos que le tuvimos miedo a los padres y los primeros que les tememos a los hijos; los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos. Y lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos nos irrespeten.

En la medida que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal. En efecto, antes se consideraba buenos padres a aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto; y buenos hijos a los niños que eran formales y veneraban a sus padres.

Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas entre adultos y niños se han ido desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquellos que logran que sus hijos los amen, aunque poco los respeten. Y son los hijos quienes ahora esperan respeto de sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias y su forma de actuar y de vivir. Y que además les patrocinen lo que necesitan para tal fin. Como quien dice los roles se invirtieron, y ahora son los papás quienes tienen que complacer a sus hijos para ganárselos, y no a la inversa, como en el pasado. Esto explica el esfuerzo que hacen hoy tantos papás y mamás por ser los mejores amigos y parecerles “chéveres" a sus hijos.

Se ha dicho que los extremos se tocan. Y si el autoritarismo del pasado llenó a los hijos de temor hacia sus padres, la debilidad del presente los llena de miedo y menosprecio al vernos tan débiles y perdidos como ellos. Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener y de guiarlos mientras no saben para dónde van.

Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga. Sólo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante liderándolos y no atrás cargándolos, rendidos a su voluntad. Es así como evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se está hundiendo una sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros ni destino.

(Publicado en el diario El Tiempo, bajo el título “Los extremos se tocan”, Enero 23, 2005)

www.angelamarulanda.com
angela@angelamarulanda.com

jueves, 17 de noviembre de 2011

Niños autónomos e independientes



Generalmente muchos padres suelen anticiparse a las acciones de los niños y no les dejan actuar o hacer algunas otras cosas que ya están en capacidad de hacer solos. A veces se actúa así porque se considera que los niños aún no pueden realizar cosas solitos, por evitar que se hagan daño, por comodidad, para conseguir resultados más rápidos, o porque no confían en la capacidad de reacción de sus hijos.

Los niños aprenden a ser autónomos en las pequeñas actividades diarias que desarrollarán en casa, en la guardería o en el colegio. Los niños desean crecer, quieren demostrar que son mayores en todo momento. Es misión de los padres y de los educadores, la aplicación de tareas que ayuden a los niños a demostrar sus habilidades y el valor de su esfuerzo. Colocar, recoger, guardar, quitar, abrochar y desabrochar, ir al baño, comer solo o poner la mesa son acciones que ayudarán a los niños a situarse en el espacio en que viven y a sentirse partícipes en la familia y entre sus amigos.

Los niños pueden y deben tener oportunidades para potenciar su autonomía y contemplar todo aquello que saben hacer por sí mismos, aunque para algunas cosas requieran la ayuda de otros.

Si les protegemos en exceso no aprenderán a protegerse ni conocerán el sentido del peligro. Hemos de darles pronto pequeñas responsabilidades como el cuidado y orden de sus juguetes, regar alguna planta, cuidar de alguna mascota... Cuando es pequeño conviene que verbalice sus responsabilidades en el hogar y en casa para que sepa bien lo que se le pide.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Los Videojuegos y los Niños



El niño que pasa sus días entretenido con videojuegos presenta un metabolismo muy acelerado generado por la excesiva tensión que le provoca tener que ganar el juego.

De esta manera, se pudo establecer que un niño quema un 54% más de calorías jugando videojuegos que viendo televisión e incluso en los momentos más tensos del juego el gasto de energía puede alcanzar un 85%.
Asimismo, los niveles de glucosa aumentan sorprendentemente, así como los niveles de adrenalina. Como se puede ver es innegable que estos menores sufren un gran desgaste físico, especialmente en sus manos y en sus ojos, que son las partes del cuerpo que se mueven mientras se juega.

Al estar tan cerca del televisor o del monitor para jugar y al estar siguiendo la acción del juego, su reacción ocular se agiliza, pero esto provoca un gran cansancio visual. En las manos, por ejemplo, puede desarrollarse tendinitis y enfermedades de tipo muscular.

Conforme el niño destina más horas al día a los videojuegos, va sacrificando tiempo para otras actividades, tales como la tarea, jugar con los amigos o convivir con la familia, al grado de aislarse de su entorno social, fugarse de su realidad (sobre todo de los problemas familiares) y convertirse en una verdadera adicción.

Para saber si la relación de su hijo con los videojuegos puede convertirse en una adicción, debemos prestar mucha atención a las siguientes señales:

• Pasa más de dos horas diarias en los videojuegos.
• Se muestra extremadamente inquieto y ansioso cuando no puede jugar.
• Procura aislarse de las actividades familiares y casi no le gusta platicar con sus padres. En general es solitario y poco sociable.
• Le cuesta trabajo relacionarse con figuras de autoridad.
• Muestra poco o nulo interés por cualquier actividad física o deportiva.
• Presenta bajo rendimiento escolar y tiene poco interés por la tarea extraescolar. El niño asume la tarea como un obstáculo para poder jugar.
• Los videojuegos pueden ayudar a desarrollar habilidades que permitan a los niños estar preparados para desenvolverse en la sociedad digitalizada de nuestros días, siempre y cuando se usen bajo la supervisión de los padres. Es importante que los padres traten de evitar que los videojuegos sustituyan el tiempo de convivencia con otros niños o que éstos se conviertan en la “niñera” que los mantenga ocupados y silenciosos en casa.
• Lo más recomendable es que los niños jueguen una hora diaria como máximo, ya que existen varios estudios que advierten que más de dos horas de juego puede ser dañino y causar adicción.
• Asegurarse de que el videojuego sea adecuado para la edad del niño.

miércoles, 26 de octubre de 2011

ESTRATEGIAS POSITIVAS PARA DISCIPLINAR A LOS NIÑOS



Los niños aprenden imitando a los demás, las recompensas y los premios también ayudan a reforzar el buen comportamiento. Debemos elogiar al niño y decirle exactamente lo que nos ha gustado de su proceder. Además, podemos usar otro tipo de recompensas, como las sonrisas y los gestos afirmativos, para hacerle saber a un niño que te complace su conducta.
Entre las diferentes estrategias positivas que podemos utilizar en casa tenemos:

1) TOMAR UN DESCANSO
Los niños pueden jugar o descansar solos durante unos minutos. El estar solos los ayudará a estar más tranquilos.

2) UTILIZAR LAS PALABRAS
Mantener la tranquilidad cuando se habla con el niño(a). Preguntarles lo que pasó y por qué. Luego conversar sobre la forma de resolver el problema. Tratar de encontrar una solución. De esta forma los niños aprenden a ser responsables de su comportamiento.

3) CAMBIAR LA ACTIVIDAD
Cuando los niños comienzan a hacer algo que no es de nuestro agrado, se los debe detener. Luego, explicarles por qué se los detiene. Proponer alguna otra actividad que puedan hacer. Si se ponen a escribir sobre las paredes, entregarles crayolas y papel para dibujar.

SOLUCIONES
Cuando un niño se comporta mal o le hace daño a otro niño, se le debe exigir que ayude a buscar soluciones al problema. Si un niño dibuja en las paredes, entregarle un trapo húmedo con el cual puede ayudar a limpiar. Si un niño hace que otro comience a llorar, pedirle que ayude a consolarlo.

IGNORAR
Cierto tipo de comportamiento da lugar para llamar la atención de los adultos. La mejor manera de manejar esto es ignorando al niño. Prestar atención al buen comportamiento. Los niños necesitan mucha atención para el buen comportamiento, no cuando se comportan mal.
SER FIRME
Ser claro y firme cuando se le explica a un niño lo que tiene que hacer. Mediante el tono de nuestra voz debemos demostrar que lo que se dice va en serio.

MANTENER EL CONTROL
Trata de resolver problemas con paciencia a medida que se presenten. Actúa antes de enojarte o frustrarte.