jueves, 4 de febrero de 2010

COMO EDUCAR NIÑOS OBEDIENTES



"Es que mi hijo nunca me obedece". Si usted es de los que repite esa frase, es necesario actuar: puede ser que sus pautas de crianza no estén funcionando o que su hijo presenta problemas de salud.



Lo primero que se debe hacer es revisar la edad del pequeño, para confirmar que esté en la etapa de comprensión de palabras y de oraciones. Esta suele darse desde los 3 años de edad. Es por esto que es normal que antes de esta edad el niño no siga las recomendaciones dadas por los adultos. Según el neurólogo pediatra Álvaro Izquierdo, a partir de los 9 meses los niños hacen caso a órdenes sencillas. Sin embargo, en algunas oportunidades desacatan la orden, porque están en la etapa de exploración y conocimiento, la cual se manifiesta con el tacto.



A partir de los 2 años los niños comienzan a entender las órdenes de los padres, pero es solo al cumplir 4 que ellos comprenden el verdadero significado de la obediencia.



A los 3 años, los pequeños empiezan a entender que la palabra NO cambia la estructura de la frase. Por eso, es necesario que los padres les hablen con frases afirmativas. Por ejemplo: en vez de decir "no agarres eso", deben decirle: "deja quieto eso".



¿Cómo lograrlo?

Para conseguir que el niño sea obediente, también es fundamental explicarles a los hijos que siempre les deben hacer caso a los adultos con quienes quedan a cargo; los padres deben cumplir lo que prometen e inculcarles desde temprana edad las rutinas.



Con los hábitos, los menores se disciplinan en sus actividades y, de la misma manera, aprenden a obedecer órdenes de los mayores.



Sin embargo, el hecho de que un niño no cumpla una orden del padre, no quiere decir que sea desobediente. Si, por el contrario, el niño siempre se subleva, se debe revisar la causa de esta actitud.



El especialista Álvaro Izquierdo explica otras razones por las que un niño podría desobedecer: "Puede tener retardo mental, poca comprensión del lenguaje, déficit de atención o trastorno de posición desafiante".



Si el caso es que en la casa es terrible y en el colegio un ‘santo’, o viceversa, se deben revisar las estrategias de educación. En alguno de los lugares están fallando con las pautas de crianza.


¿Cómo reconocerlo?


Un niño desobediente es aquel que hace pataleta, rabieta, situaciones de ira, que no hacen caso a las normas que le ponen en casa ni en el colegio, o que son voluntariosos.
Según Ana María Chapiro, siquiatra infantil, los padres y cuidadores deben aprender a determinar si el niño está haciendo una rabieta porque está cansado, o por otro motivo.



"Una de las causas principales de desobediencia es que los límites de la casa no están bien implantados. Esto lleva a que los niños se sienten inestables y que no sepan hasta dónde llegar", señala Chapiro.



Otro de los momentos usuales es cuando dicen que solo le obedece a la mamá. Si esto sucede es porque el niño no tiene claridad con la autoridad. Lo más importante es recalcarles a papá y a mamá que ellos son los que tiene la autoridad de crear estos hábitos.

Pasos para establecer rutinas:

* Cree una lista con las actividades y reglas más importantes: horarios de sueño, alimentación, baño, entre otras.


* Negocie las ocupaciones con los niños. Hay que comprender que las rutinas son un plan flexible y no unas normas rígidas.


* Acompañe a los pequeños en las primeras semanas de rutinas; de esta manera, ellos sentirán seguridad.


* Entienda que la rutina impera sobre el llanto del pequeño. Cumpla el horario de los hábitos. De esta forma se crea la disciplina en el pequeño. * Enséñele que existen los turnos.

PAUTAS PARA CORREGIR CONDUCTAS INADECUADAS

PAUTAS PARA CORREGIR CONDUCTAS INADECUADAS.



Para corregir conductas inadecuadas en los hijos o hijas, es necesario proporcionarles un modo de vida ordenado, organizando sus horarios y estableciendo períodos para el esparcimiento y el ejercicio físico.


Establezcamos rutinas en aquello que menos les gusta.


Sus tareas deben dividirse en periodos cortos de tiempo, con descansos y refuerzos constantes de lo conseguido.


En momentos de crisis, no dejar llevar una situación de enfado a su extremo. Calmar la situación y más tarde, cuando haya pasado, reflexionar.


Adaptemos su aprendizaje a sus capacidades: estructurar deberes, fomentar actividades en las que destaque.


Esforcémonos en encontrar continuamente sus virtudes y evitemos juzgar continuamente lo que hace.


Halaguemos continuamente lo que hace bien.


Evitemos la continua crítica en el ambiente familiar.


Dediquemos un tiempo (aunque sean unos pocos minutos cada día) a compartir con el niño alguna actividad que le guste. Es su tiempo, exclusivo para él o ella.


Dejémosle muy claro que nos preocupamos por él, que le queremos, que creemos en él o ella.


Reforcemos el contacto ocular durante la comunicación con el niño/a, estrecha el vínculo y mejora la calidad de la comunicación.


Nuestras normas deben ser claras. A veces no las cumplen porque no las comprenden o sencillamente porque las desconocen.


Nuestras instrucciones mejor si son directas, concisas y claras. Evitemos que vayan cargadas de emoción (los niños suelen ser muy sensibles y se pierden en la emoción implícita del mensaje). Mejor usar tono de voz neutro.


No le prestemos atención cuando interrumpa y hagamos evidente el momento en el que se le permite intervenir y felicitémosle cuando lo haga en el momento adecuado.


Tratemos de ignorar sus comportamientos negativos, siempre que sea posible.


Utilicemos una frase rutinariamente para recordarle que lo que está realizando en ese momento no nos gusta y no queremos llegar más lejos: "Si sigues haciendo TAL…va a haber consecuencias"


Reforcemos los comportamientos más positivos, incluso con sistemas de puntos y premios.

Premiemos los objetivos importantes cumplidos a medio plazo, siempre uno por uno.


Especifiquemos el comportamiento por el que le felicita.


Evitemos el uso de la palabra NO al darle instrucciones, seamos creativos para ofrecerle enunciados en positivo.


Evitemos los castigos salvo situaciones límite, en las que el comportamiento sea intolerable, y en ese caso, no caer en la confrontación, evitando la implicación emocional en lo que se dice. En niños, utilicemos el "tiempo fuera", es decir, tiempo en el que permanecen quietos en una silla o un rincón de la casa.


Para comunicarle algo importante, elijamos momentos en que se encuentre receptivo y no cuando está enfadado y frustrado. En estas situaciones conviene esperar otro momento.


Vayamos transmitiéndole la importancia del comportamiento en sitios públicos desde "pequeñitos"


Dediquémosle todo el tiempo que podamos a nuestro hijo… siempre de forma razonable…ser padre es muy importante…invertirle tiempo suele tener consecuencias positivas que agradecen padres e hijos.


Pidamos ayuda a alguien cuando nos sintamos desbordados. Los niños llegan a agotar a los padres y una ayuda a tiempo de algún familiar, amigo o profesional, permite tranquilizarse para seguir dando lo mejor de uno mismo.


Analicemos qué, dentro de nuestra familia, puede no ser saludable e intentemos cambiarlo, "invertir en la promoción de una vida saludable es una fuente de salud".

EL SUEÑO

El SUEÑO

Hay niños que van con facilidad a la cama, otros protestan y hacen drama haciendo de la hora de dormir un caos. La solución generalmente se encuentra en revisar la rutina completa que sigue el niño para irse a dormir y corregir los puntos que estén fallando:

Es importante que los niños se vayan a la cama cuando necesiten dormir y no cuando los padres requieran de un poco de tranquilidad para descansar.

Haz de su recámara, en especial de su cama, un lugar donde le guste estar, ya que si no le gusta de día, menos le gustará de noche.

Continúa con la rutina para dormir, de forma que tu hijo vaya teniendo señales de que la hora de dormir se acerca.

Convive tranquilamente un rato con él en la cama, leerle un cuento o rezar (si son creyentes), es una excelente forma de fomentar una buena relación y dar paso a dormir. Pueden también platicar, bromear o hablar de cosas importantes.

Haz un pacto en el que una vez que se metió en su cama y tú te despediste, debe permanecer en ella, a menos de que sea algo importante.

Hazle saber que tú estás cerca y que te puede llamar si te necesita.

Al dejar los pañales por la noche, necesitará de tu apoyo para ir al baño y de una actitud relajada de tu parte en caso de algún accidente.

Hacerles entender a los niños que la cama es un lugar agradable y especial para dormir.

A esta edad los niños pueden empezar a disfrutar de sus camas y sus recámaras sin sus padres, ya que separarse de ellos ya no les causa ansiedad, por el contrario, muchos empiezan a necesitar "su propio espacio".
Haz de su recámara o de el espacio en el que se encuentre "su lugar", para que lo disfrute de día y de noche, consultándolo para su decoración y dejando a los demás en claro que es de él:

Si no lo ha hecho, ya es momento de que pase de la cuna a una cama, puedes ponerle un barandal temporal para facilitar el cambio.

Haz la recámara lo más atractiva que puedas, teniendo colchas y sábanas atractivas para él y una bonita decoración en las paredes y ventanas. Procura que la cama quede bien tendida cada vez que se levante para que desee volverse a acostar en ella.

Puedes colocar una luz de emergencia a su alcance, la cual puede dejar encendida o activarla si lo necesita.

-Coloca a su alcance sus juguetes preferidos para la hora de acostarse.

-Haz evidente que tú estás al pendiente dejando la puerta abierta.

-Su recámara debe ser un lugar donde pasen cosas agradables, nunca a donde lo manden castigado.

Los niños en la edad de preescolar tienen horarios de sueño diferentes a los infantes y a los niños en la etapa de los primeros pasos. Para los niños entre tres y seis años resulta difícil dejar un mundo lleno de estímulos y personas e ir a la cama por su propia cuenta. Como resultado, les toma más tiempo quedarse dormidos; mientras que los niños menores de dos años juegan tranquilamente solos o con un hermano antes de dormir, los niños de tres años y más tienen mayor posibilidad de desear una luz encendida y de dormir con un juguete o una manta. Estos objetos de transición ayudan al pequeño a pasar la etapa de transición de ser un bebé dependiente a un niño independiente. Es conveniente que los padres acepten estos objetos de transición y que permitan que sus hijos los usen como apoyo para dicho proceso de cambio.

TRASTORNOS DEL SUEÑO

Los problemas de sueño en la infancia, como hemos visto en alguna ocasión, pueden acarrear secuelas importantes, enfermedades o problemas tanto cognitivos como de conducta, de aprendizaje o familiares.

Puede manifestarse de distintas maneras en los niños, como el insomnio, sonambulismo, hablar durante el sueño, las pesadillas, el síndrome de piernas inquietas… Y, por supuesto, acudir al especialista cuando sea necesario.

Cuando en la habitación del niño existe un televisor o computador que pueda utilizar en la noche los trastornos que podrían derivarse, aparte de disminuir la cantidad y calidad del sueño, podrían ser alteraciones del aprendizaje referidas a la memoria.

Los trastornos de sueño se presentan a lo largo de la vida, inician en la etapa neonatal, la lactancia, en el preescolar y adolescencia llegando hasta la vejez. Por lo general en la práctica clínica diaria son escasamente reconocidos o minimizados y a menudo no tratados, cerca del 20 al 25 % de la población infantil presentan algún trastorno de sueño.El sueño en el niño es totalmente diferente al del adulto, incluso entre los mismos niños, se presentan diferencias. Resulta que la arquitectura del sueño depende de la maduración cerebral. El sueño del recién nacido se interrumpe por breves períodos, alternándose con periodos aun más breves de vigilia. Es importante destacar la interacción de la madre, desde el nacimiento, ya que el patrón de sueño depende del vínculo materno, y del proceso de acoplamiento que viven, estando en relación con la manera en que se pone a dormir al bebé, la manera de cargarlo o de acariciarlo.

Para algunos autores las alteraciones del sueño como el despertar nocturno o las dificultades para dormirse son habituales en el preescolar, esto se atribuye a los problemas propios de la etapa de desarrollo por la etapa de desarrollo que atraviesan entre los dos y tres años, que está en relación directa con la ansiedad que genera la separación de los padres, en especial de la madre.
Hay ciertas tensiones que pueden generar dificultades en el sueño como lo es el nacimiento de un hermano, la separaciòn de los padres, haber visto propagandas o programas de fuerte contenido que los asusta o impresiona, haber perdido un ser muy apegado como la nana o un familiar, es importante averiguar para comprenderlo y ayudarlo.

Atención Dispersa



ATENCIÓN DISPERSA


Un niño de 2 a 4 años de edad, en un juego de 10 minutos, se distrae 3 veces; en cambio un niño de 5 a 6 años se distrae 1 minuto cada vez; consecuentemente si en la edad escolar un alumno en espacio de 2 minutos se distrae 8 a 10 veces podríamos estar hablando de una patología de la atención, propia de la hiperactividad.

¿CÓMO MEJORAR LA ATENCIÓN?

Haciendo una evaluación profesional, es posible que el niño tenga alguna deficiencia visual o auditiva que está influenciando en su atención. Es necesario determinar si el niño presta mayor atención al estimulo visual, auditivo o táctil para explotar esta potencialidad.

ACTIVIDADES PARA MEJORAR LA ATENCIÓN:

Tachado de letras o figuras con un lápiz bicolor; en una página de revista haga tachar las a de color rojo y las d de color azul; controle el tiempo y estimule para que en un menor tiempo tache mayor cantidad de letras o figuras.

Ensartado de bolas de color ejemplo: 2 amarillas, 2 azules, 1 roja, repita la serie y controle el tiempo que se demora en cada serie.

Presentar láminas por tiempos determinados, se puede empezar con 15 segundos y el niño dirá detalles de la lámina; cada vez disminuirá el tiempo de presentación de la lámina.

En una hoja cuadriculada el niño irá con un marcador puliendo un punto en cada cuadro; se empezará con 50 puntos en 1 minuto para luego ir aumentando el número de puntos en el mismo tiempo.

Juego de las estatuas con fijación de la visión en un punto determinado.

Juegos electrónicos con el constante cambio de cassettes para evitar la mecanización .

Repetición de series de palabras: ejemplo: frutas, objetos, colores, etc. Controle cuántas palabras repitió en 1 minuto; motive para que repita el mayor número de palabras en el mismo tiempo.

Escoger letras caladas con la visión obstruida y tiempos determinados.

Realice estas actividades con sus hijos e hijas en forma de juego, de modo que no perciba que lo están evaluando.

Fuente: Iván Espinosa Vega, Trastorno sicológico en la edad escolar, Guía para padres y maestros, Edit. Gráficas Arboleda, Quito-Ecuador, 1994.