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Entre los 3 y los 5 años, los niños suelen pasar por la
etapa de las preguntas. Esta fase es normal e indica que el lenguaje y el
pensamiento de los niños se desarrollan adecuadamente. Es una etapa en la que
los padres pueden aprovechar para fomentar la comunicación con sus hijos. La
edad de las preguntas constituye un momento muy propicio para favorecer el
desarrollo de las habilidades comunicativas de los niños.
Todos los niños
pasan por una etapa que se caracteriza por las constantes preguntas. Esta etapa
se produce entre los 3 y los 5 años. Esta fase tiene una duración variable y se
corresponde con el desarrollo del lenguaje y del pensamiento de los niños de
esta edad.
Las preguntas de
los niños que están pasando por esta fase pueden ser repetitivas, disparatadas,
divertidas o inverosímiles. Todo esto es normal en esta etapa. Los niños
preguntan porque tienen una curiosidad innata, quieren explorar todo lo que hay
a su alrededor.
Entre los 3 y los 5
años, el lenguaje infantil experimenta un gran desarrollo.
Este desarrollo
permite a los niños pedir y dar información, expresar dudas y sentimientos y
seguir conversaciones. Estas nuevas capacidades se relacionan con la fase de
las preguntas. El niño ya puede investigar su entorno a través del lenguaje,
preguntando lo que quiere saber.
Asimismo, el niño
experimenta sus nuevas capacidades lingüísticas. Ahora que puede pedir
información y entender las repuestas, ejercita esta habilidad a base de hacer
preguntas constantes. De esta manera, el niño va adquiriendo mayores destrezas
lingüísticas.
Del mismo modo, el
niño ejercita sus habilidades de comprensión del lenguaje procesando la
información que el adulto le da en sus respuestas. Esto también le sirve para
aprender palabras nuevas.
¿Cómo deben
actuar los padres en la fase de las preguntas?
La fase de las
preguntas es una etapa normal del desarrollo de los niños. Indica que el
lenguaje y el pensamiento del niño evolucionan adecuadamente. Por ello, los
padres deben participar con sus hijos cuando entran en esta fase.
Los padres deben
fomentar la curiosidad natural de sus hijos, puesto que esto favorecerá el
gusto por aprender de los pequeños.
Los padres deben
responder a las preguntas de sus hijos, aunque éstas sean repetitivas o inverosímiles.
Las respuestas
deben ser sencillas y realistas, para que los niños puedan comprenderlas.
Siempre que sea
posible, es positivo dar nueva información en la respuesta, para que los niños
aprendan algo que no conocían. No obstante, es importante no excederse en la
transmisión de conocimientos nuevos.