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Los niños son imitadores de todo lo que llama su atención, éstos se
convierten en modelos a seguir y pueden adoptar gestos, palabras, actitudes,
juegos, etc.; que incorporan en su diario desempeño. Los padres en casa son los
primeros modelos a seguir; enseñamos a los niños a tomar agua en un vaso,
vestirse y desvestirse, utilizar el sanitario adecuadamente, bajar las
escaleras, lavarse las manos, escuchar un cuento, guardar sus juguetes,
manifestar con palabras sus deseos, emociones, escuchar instrucciones y
ejecutarlas, normas de comportamiento, etc.
La influencia de la televisión, computadoras, juegos de video, etc., han
desplazado la interacción social, la comunicación se limita tanto, que no permite
el desarrollo esperado en nuestros niños en áreas tan importantes y básicas
para su aprendizaje. Es necesario supervisar, acompañar y guiar programas
apropiados para el nivel de desarrollo del niño ya que algunos aparentemente
infantiles, no conllevan a una enseñanza útil para su vida, algunos generan
violencia, insensibilidad; nada positivo que aporte para su formación y
desarrollo personal.
Al estar expuestos a tantos estímulos externos que no siempre son
positivos, los centros educativos necesitamos el apoyo y control en casa,
puesto que el uso indebido y no acompañado ni limitado de los programas y videojuegos
puede provocar efectos negativos en la hora de juego de los niños y
niñas, llegando a creer que pegarse, empujarse es un juego.